LEALTAD QUE IMPRESIONA.
LUNES 22 DE OCTUBRE DEL 2012.
Estoy impresionado.
Nunca tuve animales para convivir en ninguna etapa de mi vida a pesar de mi profunda admiración por ellos.
Admiro
la belleza hipnótica de la pantera, la belleza salvaje de tigre, la
belleza imponente del león, la belleza señorial del caballo y de la
yegua y así podría enumerar las rasgos de la belleza de los animales,
pero nunca conviví con ellos, a más de un lapso de tiempo, que incursione
montando caballo de la Asociación de Charros de Yucatán, con quienes
salía a cabalgar por lo que hoy es el periférico y por la hacienda
Chichí Díaz (hoy Suárez); porque los dos pavos, tres gallinas y un cerdo
que mi santa madre crecía en el patio de la casa durante nuestra niñez,
supongo que no cuenta.
Siempre
leía sobre la lealtad y actos de sacrificio de los perros, de cuya
compañía gozaron mis hijos, un “coolie” y un “doberman”, ambos de
belleza y postura impresionantes aunque diferentes.
Marifer
creo que será veterinaria. Tiene una debilidad por todo tipo de
animales lo que me preocupa, ya que cuando digo todo tipo de animales
eso incluye a los nocivos.
En
septiembre pasado, cumplió dos años que un domingo llegó a verme
emocionada al máximo, porque su mamá le compraría una perrita que vieron
en una tienda departamental, una perrita toda blanca de raza “west
hihghland white terrier”, que dentro de la jaula donde estaba con otros
animales, capturaban la atención de los niños con sus padres.
Era
la más llamada por los niños pero Marifer me contaba y Carla asentía,
que no escogieron a la perrita, sino la perrita escogió a Marifer,
porque solo la vio y se dirigió a ella sin hacer caso de ninguna llamada
de las tantas que le hacían.
Así
llegó hace dos años una perrita que durante dos años ha crecido al lado
de nosotros aunque con ellas, Carla y Marifer, ha vivido ese tiempo
rodeada de atenciones.
Hoy
ya es una hermosa perrita llena de una cabellera blanca plateada que es
la envidia de muchos empezando conmigo y que me imagino es uno de los
atractivos que le hace tener tantos aspirantes a comprarla.
Todo
es fiesta con ella, pararse en sus patas traseras haciendo movimientos;
sentarse cuando se le ordena y no entrar a donde no se le permite con
solo indicárselo.
Carla tuvo que ser operada con urgencia de
un tema muy delicado que la obligó a pasarse con nosotros desde la
víspera de su ingreso a la Clínica. Esa noche la perrita a la que
Marifer bautizó como María Cosa Hermosa Capetillo Cervera, se negó a
dormir en el cuarto de Marifer sino que se acomodó a la puerta del
dormitorio de Carla y cuando llevamos a Carla a la clínica se le veía
tranquila, triste, sin su usual alegría, como si supiera la gravedad de
la situación de una de sus amores.
Los
días que Carla estuvo en el hospital, Marifer tenía la compañía de
Cosita, pero cuando se escuchaba la entrada de un vehículo, corría a la
puerta, su mirada atenta y las orejas paradas y cuando no entraba la
persona que esperaba, se volteaba a vernos como preguntando porque no
llegaba.
La
noche anterior al regreso de Carla, hubo que hacer un ajuste en los
dormitorios, por lo que Cosita tuvo que dormir en el pasillo, en donde
se le acomodo su cama, pero nunca la usó, durmió en el suelo, a la
puerta del cuarto donde durmió Marifer.
Y
cuando llegó Carla que tenía que cuidar la herida de la operación,
Cosita por poco se enloquece de alegría, no dejaba de correr, de saltar y
su corazón parecía que explotaría, pero ante mi asombro, nunca salto
sobre Carla, como siempre lo hace, al igual que todos nosotros, como si
supiera que no debía tocarla. La alegría volvió a ella y a todos los que
disfrutamos su compañía.
Estoy impresionado.
A mas de admirar su belleza y la de todos los perros, la lealtad y su percepción es increíble.
Nunca le digan perro a una persona con ánimo de ofenderla, porque decirle perro, es enaltecerla.
Te saludo cordialmente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario