MARTES 24 DE ABRIL DEL 2012.
Lectores
me han solicitado alguna ampliación de mi última reflexión de la semana
pasada, cuando dije que las promesas empiezan por doquier y las
esperanzas de que se cumplan aunque sean algunas, también renacen como
en cada campaña política y también señalé que nosotros los electores los
hacemos dioses, les hacemos creer que son infalibles y esto es trágico,
no solo para el candidato sino para el país y consecuentemente para
nosotros.
Y
también dije que las cosas seguirán igual y a algunos no les gustó y
hablo de personas de todos los partidos importantes y me señalan que con
sus candidatos las cosas van a cambiar. Me parece bien que defiendan a
sus candidatos pero tenemos que razonar, porque cada candidato tiene lo
suyo, por ejemplo, la candidata, primero las damas, tiene como slogan de
campaña que quiere un México diferente, es decir, no le gusta el que
ayudó a construir durante casi doce años, y es entendible, ya que
aumentó la pobreza, disminuyó la calificación de la calidad de la
educación, todos los días nos informan que vamos ganando la guerra
contra el narcotráfico y el crimen organizado y hasta en el extranjero
en una entrevista con un colega, el Presidente Calderón reconoce que hay
territorio mexicano que está en manos de la delincuencia y además, el
consumo de drogas aumenta, y a pesar de las bajas del ejército de la
delincuencia que anuncia el gobierno con bombos y platillos, la
violencia aumenta, el número de muertos crece, los negocios cierran, la
economía informal avanza y el desempleo también; pero sigo esperando que
nos diga como lo va a hacer, cuando ella es responsable del crecimiento
de las partes más importantes y sensibles del problema como lo son la
educación y la pobreza. Y no saben otra cosa que hacer que echar la
culpa al pasado y dentro de 18 años o 24 o 100 años, seguirán culpando
al pasado priista, de su incompetencia y corrupción y esto la sociedad
lo tiene claro y por eso no se entusiasma con estas expresiones.
Las
posturas del PRD y del PRI son mas coincidentes, pero las promesas
desbocadas del candidato López Obrador, es donde están las diferencias,
ya que por ejemplo ofrece 6 millones de empleos en su primer semestre y 4
millones más en los dos años siguientes y ahí entiendo menos, ya que
los empleos no se crean por decreto, y por experiencia sabemos que
muchos decretos creados sin base, sin sustento, en eso se quedan,
papeles sin valor que solamente logran pretextos del porque no se
cumplieron.
Al
tomar posesión el Presidente, va a encontrar programas en marcha y que
durante un tiempo la inercia marcará el ritmo y el rumbo y por muy buena
voluntad y capacidad, llevará un tiempo su cambio.
El
presupuesto a ejercer así como los programas a los que están dedicados
para el 2013, ya están aprobados por el Congreso de la Unión y los
cambios que pueden lograrse trabajando coordinadamente los poderes
Ejecutivo y Legislativo, requieren diálogo, respeto y sobre todo
programas sólidos que justifiquen las modificaciones que pueden
beneficiar a la sociedad y al país.
Al
amanecer el dos de julio, la deuda nacional no desaparece, la
corrupción tampoco; el poder adquisitivo de los mexicanos no mejorará;
los compromisos con los grupos de privilegio se cumplirán primero que
las promesas a la sociedad, como siempre; el tránsito seguirá
consumiendo horas hombre en exceso con el costo en competitividad y
financiero consiguiente; los grandes problemas nacionales como la
calidad de la educación y la deserción escolar; la salud; el empleo
formal y bien pagado; el cuidado a la Tierra y al medio ambiente; los
fondos de las pensiones y el desarrollo de las energías alternativas;
los valores y la ética en toda acción de los ciudadanos; en fin, desde
luego hay esperanzas, y las perspectivas de un Presidente con la fuerza
de una inmensa mayoría del electorado y un Congreso mayoritariamente del
mismo partido, nos permite pensar que ahora sí, recuperaremos el tiempo
perdido.
Hay que aplicar el sentido común en la administración pública. Será el mejor elemento para resolver los problemas nacionales.
Te saludo cordialmente.
Carlos Capetillo Campos.
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