PRUEBAS DE IRON MAN EN EL CARIBE.
VIERNES 2 DE DICIEMBRE DEL 2011.
Hoy no reflexionaremos sobre la política mexicana y local que cada vez se ponen más interesantes, ni de las crisis económicas que le están pegando a naciones de todo tipo de gobierno, de todo nivel de sus finanzas e influencia en el mundo. Hoy hablaremos de algo que también es importante porque significa un esfuerzo extraordinario para los atletas de todo el mundo y con respeto vi que también de todas las edades y condiciones, ya que lo mismo participaron jóvenes, otros no tanto y personas mayores de más de 70 años; personas esbeltas, otras no tanto y algunas francamente fuera del peso adecuado; los de esfuerzo superior como una competidora en sillas de ruedas y otro con solo una pierna y la otra con prótesis y los mayores de edad se llevaron el aplauso con respeto y admiración.
Y los aplausos y gritos de animación fueron para todos que en el último tramo, cerca de la meta, sacando fuerzas de la flaqueza se impulsaban y echaban para adelante el orgullo de obtener el reconocimiento como un iron man.
Muestras de solidaridad, como cuando a unos metros de la meta un señor mayor y un joven, posiblemente parientes, estaban iguales y el señor con un gesto le mostró al joven que se adelantara y el de un joven que iba poco adelante de una muchacha que entrando al tramo final se resbaló y se cayó, el joven regreso a levantarla, la ayudo a encaminarse y la dejó entrar primero a la meta. Estos son gestos de solidaridad que dan la convivencia de tiempo, que aunque persiguen lo mismo, saben que es una competencia no una lucha de vida o muerte, que es demasiado el esfuerzo y deben cuidarse unos a otros.
Estoy hablando de que el domingo pasado, 27 diciembre, en Cozumel se llevó a cabo una prueba, la única en México, de Iron Man, que es la prueba de resistencia física más grande e importante en el mundo, ya que para nadar 3.8 kilómetros; 180 kilómetros en bicicleta y 42 kilómetros corriendo a pie, no es cosa que hagamos todos los días, sino que exige una preparación constante, una disciplina espartana y sobre todo una fortaleza de espíritu a toda prueba.
2325 competidores de todo el mundo se dieron cita y eso significó al menos siete mil personas que desde varios días anteriores llegaron a la isla para conocer el recorrido, conocerse entre sí y conocer sus propias fuerzas para saber en qué etapa deben buscar ventaja y en cual deben economizar esfuerzos. Y esto además es benéfico para el turismo y la economía de la isla.
Mezcla de idiomas, de sonsonetes en el mismo idioma, personas de diferentes edades que van desde jóvenes de ambos sexos hasta mayores de 70 años, lo que es sin duda un ejemplo admirable.
Y el entusiasmo y solidaridad de los acompañantes es de llamar la atención. Creo que se cansan al igual que los competidores, ya que los acompañan con gritos de aliento, porras, agitan banderas de los países de origen y en cada etapa se hacen presentes.
Hay equipos que traen entrenador, masajista. Vaya que se cuidan y es entendible, ya que esta prueba es un verdadero reto.
Desde luego hubo una razón poderosa que me llevó a ese evento aparte de considerarme el competidor 2326, Carlos, mi hijo, compitió y me impresiona que aunque en cada competencia mejora notablemente, esta vez es la primera que participa en el iron man, y aunque tuvo un serio percance en el kilómetro 26 de la última etapa, o sea corriendo a pie, terminó la prueba en 14.50 horas cuando los tiempos que dedicó a la natación 1.22 hora los 3.8 kilómetros; a los 180 kilómetros en bicicleta 6.45 horas y las dos primeras vueltas corriendo a pie 3.20 horas, lo que permitía estimar que el total de la prueba lo haría en menos de 13 horas, lo que es un espléndido tiempo sobre todo para quien lo hace por primera vez. Sin embargo a pesar del percance y con una enorme voluntad continuó la prueba y con todo el dolor físico sobre todo en las piernas, se reflejaba en su rostro una gran satisfacción por alcanzar la meta fijada.
Su felicidad es un premio de la vida.
Debo señalar que solo 11 yucatecos participaron en la prueba y desconozco sus resultados, por eso no los menciono, pero a todos mis felicitaciones y reconocimiento por su disciplina, preparación y esfuerzo.
Pero al referenciar esta prueba lo hago no solo con el deseo de felicitar a Carlos, mi hijo, sino de motivar al ejercicio físico como un factor importante salud y de combate a uno de los enemigos más terribles con que nos estamos topando: la obesidad.
En sus actividades incluyan una hora de ejercicio, es el mejor tratamiento de salud que pueden regalarse.
Y no pretendan ser iron man luego luego, tomen el ejercicio con calma pero constante.
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